Es domingo, por la tarde. Ha llegado el momento. Desde el viernes pensando en él, y ya ha llegado, tan pronto. No he hecho ni la mitad de las cosas que quería, ¡ni una cuarta parte! He hecho la maleta, y me he desplazado hasta la estación. De nuevo mi cara, vestida e iluminada con la sonrisa que sólo te dibuja el amor, se torna gris, apagada, inerte, como sólo la tristeza puede hacértelo. Dejo tus ojos al Sol y la Luna, tu pelo al viento, a tus ropas tu cuerpo, a tus zapatitos tus pies, y tu calor... ¿de quién será ahora tu calor, cuándo ya me he ido? El reloj corre, como nunca jamás lo había hecho, y nuestra despedida, tan cariñosa como se nos es permitida, es muy veloz, casi instantánea. Ni siquiera he podido leerte lo que te había escrito. De nuevo pasaré horas sin ti, horas que ya no volverán, que ya no podremos compartir. Y me enfurece esa idea, tanto que sólo quiero ser libre como lo es un pájaro, y llegar a tu nido, aunque sólo sea para silbarte, pero silbarte mirándote a los ojos. Silbarte mientras rozas mis alas. Silbarte mientras vuelas conmigo. Silbarte "te quiero", porque son las palabras que se me escapan, las que me salen y las que tengo ganas de decirte.
Algo más está silbando, que nos interrumpe el vuelo...Es el tren, que reclama mi presencia. Me ha encantado nuestro vuelo, dos segundos apenas, el tiempo de confesarme. He de partir mi amor, aún sabiendo que más y más horas se nos quedarán en el cajón para siempre. Para nunca.
Pero tú tranquila, te silbaré desde el tren, cada vez más lejos. Te silbaré desde el cielo, cada vez más infinito. Te silbaré desde la distancia, cada vez más aterradora y sanguinaria. Y cuando menos los esperes, te silbaré en tu nido, cálido y seguro. Y volaremos, claro que sí.
Claro que sí.
3 comentarios:
Me ha encantado el relato porque me ha transportado a esa estación de tren...me he imaginado a esos enamorados esperando el tren que en realidad no quieres que llegue nunca.
Yo siempre he pensado, que si sopla o como tu dices silbas a una persona que está lejos, ese aire o ese silbido le llega de alguna manera y siente tu presencia allí donde esté. Sigue escribiendo estas cosas tan bonitas.Gracias
¡¡ he subido una de mis obras en mi blog... espero que la visites y te guste...
Animoooo
muy buenas sosio,el último chokero tal y como te prometió se ha pasado por tu blog.La verdad es que me ha encantado entre otras cosas porque me he sentido identificado,estuve unos meses en esa situación currando fuera y esas despedidas cada domingo por la tarde eran duras y tristes,imagino que la persona de tu relato que debe subirse al tren tiene en su destino a personas que le quieren.Para acabar mi comentario,decirte que ese viajero tiene la suerte de ser echado de menos por alguien que lo ama y que la despedida es un hasta luego,y no un adios.Muchas personas firmarían poder amar y ser amados aunque fuera en la distancia,un abrazo de tu compatriota chokero lochero.
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