lunes, 8 de noviembre de 2010

Yo ya lo estoy intentando

Yo ya lo estoy intentando, y esto es lo que se me ocurre.

Y es que ya anocheció. Tan pronto. Y yo, de nuevo y todavía, en soledad.

Otro día llegó a su fin, y el sol ya no aparecerá hasta mañana. Y ni siquiera estoy seguro de que eso vaya a ocurrir. Otro día muere, y estoy solo. Como entendiéndome, y en una empática metáfora que poco deja a la imaginación, el plomizo cielo se ha estado derramando durante toda la jornada. No es que tenga ganas de llorar, pero a veces se me antoja. Taciturno, el bloque de viviendas que se ve desde mi alféizar sólo hace aumentar el sentimiento: casi todas las ventanas están ya iluminadas y resplandecientes. Imagen que se torna melancólica cuando veo que las manecillas del reloj aún no marcan ni las cinco de la tarde.

Muere otro día, y sigo solo. Y si alguien la tiene para mí, esa caricia también morirá. Mueren con el día esos besos que alguien, espero, guarda en sus labios. Agonizante, el día se lleva consigo un suave te quiero, de esos que se dicen medio sonriendo y bajito al oído. Moribundo, el día arrastra, a donde quiera que vayan los días muertos, a aquél abrazo que me está esperando, que es para mí. Se lleva las cosas que me pertenecen y no puedo hacer nada. Puedo maldecirlo, pero de sobra sé que de nada servirá.

Pero es que también se lleva para siempre las cosas que tengo para dar. Mis dedos hoy no recorrerán más piel ni sentirán más calidez que la que tiene mi propio cuerpo. Mis labios, vívidos y llenos de vitalidad, hoy se marchitarán un poco más, y lo harán sin regalar besos. Se perderán para siempre esos besos, y ya no podré guardarlos, porque son muchos días haciéndolo, y el saco parece estar lleno. O quizás sea que me rindo cuando entiendo que de nada servirá hacerlo... Mi voz, si es que se atreviera a decir te quiero, lo hará al viento, por lo que ni siquiera sé si alguien lo oirá, bajito al oído o a gritos en una plaza. Ay de mis brazos, mi espalda, mi pecho, mis manos... Partes de mi cuerpo ávidas de contacto, notarán cómo al aire será al único que sientan. No habrá otra espalda a la que aferrarse, ni otro pecho que sentir contra el mío...

Ya anocheció. Muere otro día, y estoy solo. Puedo ver cómo agoniza, cómo quiere seguir vivo. Los árboles son agitados, las hojas se mueven en remolinos, y la Luna se esconde tras las nubes. Pero es su inevitable final. Muere otro día, y mientras lo veo, también lo siento, porque noto cómo me mata a mí también: se lleva mis cosas, mis bienes, mis regalos, todo lo que alguien guarda para mí, aquello que me pertenece. Y lo más importante, se lleva todo lo que para ti tengo. Bueno, tenía, porque ya me lo ha arrebatado, y lo ha hecho para siempre. Podré inventarme unas nuevas, y regalártelas. Pero las de hoy, las originales y auténticas de hoy, esas cosas ya no volverán. Nunca.

Sólo me queda esperar que en cuanto lo sepas, impidas, de la forma que se te ocurra, que otro moribundo día se lleve todas nuestras cosas.

Yo ya lo estoy intentando, y esto es lo que se me ocurre.

http://www.youtube.com/watch?v=p7eH9qnH8TM

"I'm kissing you... where are you now?
Where are you now?
'Cause I'm kissing you"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Juan!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! M'encanta!!!!

Pulga