jueves, 21 de diciembre de 2006

El segundero es ahora manecilla pequeña

Puedes estar tirada conmigo en la cama. O puedes estar sentada. Pero hoy estás de pie, frente a mí. Nuestras miradas despliegan el mismo haz de luz, que lleva directamente a la del otro. Pupilas que se tocan, que se siguen, como si fuera un espejo lo que hay enmedio. Tu cabello que se derrama de la oreja que lo sujetaba, nos hace perder por un instante el contacto, el único existente. Rápidamente lo aparto, y de nuevo el espejo. El segundero es ahora manecilla pequeña. Mis manos, tras tocarte la cara, no paran de temblar. Ávidas de ti, se van acercando a ti. Mi pie derecho avanza un paso, sabedor de que tengo que acercarme a ti. Mientras, mis brazos están cada vez más cerca de tu cuerpo. Y sonríes. Y sonrío. Abres tus brazos en señal de bienvenida, veo las palmas de tus manos, cómo se me aproximan. Nuestras cabezas se acomodan en el hombro izquierdo del otro, mientras mis brazos se cruzan en tu espalda, apretándola, y al tiempo que me haces lo mismo, el aroma de tu pelo me envuelve. Tu calor, tu esencia, tus manos, tu cuerpo, me atrapan. Y yo tan feliz...

lunes, 18 de diciembre de 2006

Veamos al menos cómo sube

Pasaba sin apenas darnos cuenta, a pesar de estar esperándolo. Lejanas manchas que de cerca eran personas. Cansados, pero ávidos de naturaleza, permanecemos inmóviles, expectantes. La sal nos salpica en la cara, la arena es nuestro más cómodo sillón. Tú y yo cuerpo a cuerpo. Tu espalda en mi pecho, y tu cara apoyada en un lado de la mía, mirando en la misma dirección. La claridad es la antesala de la oscuridad. El amarillo se torna negro en muy pocos, poquísimos minutos. Todos los colores quieren ser el último en verlo, y se pelan el rojo, el rosa, el amarillo, el naranja. Tremenda paleta de colores la que se nos ofrece y que pinta tu cara y tus ojos, preciosos e impresionantes con ese brillo. Sencillamente implacables. Extasiado, no puedo más que callar y mirar. Tapados con aquella toalla, muere otro día. Al menos hoy hemos visto su más que frenética agonía. Y la verdad, me ha encantado verlo morir. Única muerte que me completa. La de un disco que se sumerge en aquella lejana línea casi recta.
Y parece que le gusta que lo miren, pues cada día sale del agua, sube muy muy alto, y de nuevo se sumerge. Para el que se lo perdió el día anterior. Y nosotros ya nos lo hemos perdido muchas veces. Veamos al menos cómo sube.

jueves, 14 de diciembre de 2006

Ese momento...

Ese momento en que noto cómo te acercas, en que escucho tu suavísima respiración. Ese momento en que tu aliento pasea por mi oreja dejando tras de sí un agradable escalofrío, en que sé que algo maravilloso va a suceder. Ese momento, antecesor del amor puro, en que tus cálidos labios se posan suaves sobre los míos, en que dos, cuatro, ¡millones! de alas me llevan en un instante a dar un paseo por el universo. Ese momento en que todo se detiene, en que está lleno el vaso de la felicidad. Ese momento en que dos son uno, incluso cuatro son uno. Ese momento de unión instantánea, de plenitud corpórea.

Ese momento...

¡Cómo echo de menos ese momento!

martes, 12 de diciembre de 2006

La muerte le ganó a la justicia o El Día de los Derechos Humanos

Por más que florezcan las canas sobre tu cielo,
quien hijo de puta nace, hijo puta se muere.
Y aunque muchos aseguren que nunca has roto un plato,
un río de cruces corre por tus zapatos.

Yo sé que te pone cachondo oler la sangre.
Sé muy bien que coleccionas criaturas y padres,
porque igual que tú en España había un gallego
que nos tuvo medio siglo cogiditos por los huevos.

Ya eres viejo y sin embargo aún das miedo
cuando te pones la gorra y el uniforme.

Un ejemplo de constancia para los nuevos,
los futuros licenciados en dictadores.

No tendrás la extradicción, y a Santiago volverás.
Pero no pidas perdón, ojalá, ojalá, ojalá.

Ojalá fueras eterno, ojalá lo fueras siempre.
Ojalá no haya un momento
sin tener remordimiento
por matar a tanta gente.

Ojalá que por las noches
se te crucen en tus sueños
esos ojos que arrancaste,
las almas que mutilaste.

Y los que nunca volvieron.

Ojalá maldito loco esta vida sea tu infierno,
y hasta a los mismos gusanos les de asco de tu cuerpo.

Vive cabrón, vive y disfruta,
porque el día que te pudras
bailaremos en tu tumba
nosotros y nuestros muertos.


Antonio Martínez Ares

sábado, 2 de diciembre de 2006

Tiempo

Tiempo es una palabra que empieza y que se acaba,
que se bebe y se termina, que corre despacio y que pasa deprisa.
Tiempo es una palabra que se enciende y que se apaga,
ni se tiene ni se atrapa, no se gira ni se para.
Tiempo no se detiene, ni se compra ni se vende,
no se coge ni se agarra, se le odia y se le quiere.
Al tiempo no se le habla, ni se escucha ni se calla,
pasa y nunca se repite, ni se duerme y nunca engaña.

Jarabe de Palo