lunes, 18 de diciembre de 2006

Veamos al menos cómo sube

Pasaba sin apenas darnos cuenta, a pesar de estar esperándolo. Lejanas manchas que de cerca eran personas. Cansados, pero ávidos de naturaleza, permanecemos inmóviles, expectantes. La sal nos salpica en la cara, la arena es nuestro más cómodo sillón. Tú y yo cuerpo a cuerpo. Tu espalda en mi pecho, y tu cara apoyada en un lado de la mía, mirando en la misma dirección. La claridad es la antesala de la oscuridad. El amarillo se torna negro en muy pocos, poquísimos minutos. Todos los colores quieren ser el último en verlo, y se pelan el rojo, el rosa, el amarillo, el naranja. Tremenda paleta de colores la que se nos ofrece y que pinta tu cara y tus ojos, preciosos e impresionantes con ese brillo. Sencillamente implacables. Extasiado, no puedo más que callar y mirar. Tapados con aquella toalla, muere otro día. Al menos hoy hemos visto su más que frenética agonía. Y la verdad, me ha encantado verlo morir. Única muerte que me completa. La de un disco que se sumerge en aquella lejana línea casi recta.
Y parece que le gusta que lo miren, pues cada día sale del agua, sube muy muy alto, y de nuevo se sumerge. Para el que se lo perdió el día anterior. Y nosotros ya nos lo hemos perdido muchas veces. Veamos al menos cómo sube.

3 comentarios:

Enebro dijo...

Nunca había leído una descripción así de una puesta de sol ni de un amanecer. Escribes de miedo.

Rodavlas dijo...

Ahora sí que te comento, porque ahora no tengo a Loli detrás de mi, hablando por el movil, a tu ordenador que se queda de vez en cuando pillado (más el mio) a tus gafles dandolo todo con mi canción recuerdo... Ahora he prestado atención, y me he enterado del tema. Que decirte... Que yo tambien echo de menos aquellas escondidas de ese disco, de ese planeta caliente, de ese Sol que sube y baja cada mañana sin cansarse, sin patalear, sin quedarse acostado en la cama... Ahora cuando encienda la luz de tu cuarto y la apage... me acordaré de tu descripción, de tus rimas, de lo que nos ofrece tus sentidos... porque quieras o no, tu ojo no está solo presente, en aquel sillón húmedo. Describes muy bien, el juego de paletas que utiliza cada despertar o cada hora de marcharse... Al menos, compartes conmigo los tonos superfluos de aquél, el que se esconde en aquella linea casi recta...

Viva Huelva... por ser la provincia con más horas de luz... Viva El Puerto... Porque lo compartimos contigo...

Anónimo dijo...

yo quiero vivir ahora una, hace tiempo que no veo una puesta aunque lo he pedido muchas veces, pero no me lo han concedido, allí tumbadita en la arena, con el sonido de las olas, comtemplando esa mezcla de colores, ese olor a sal, esa brisa que te envuelve...ainss, quiero una puesta de sol, le dire al pintor que vayamos a observarla, aunque me dira "tengo que hacer perspectiva"... ya veremos.