viernes, 25 de febrero de 2011

O eso creo

Te veo, te oigo, te toco, incluso te huelo. O eso creo.

Te compro una rosa y la pongo en tu cama, y te escribo un poema y te lo dejo debajo de tu almohada. Con la rosa sonríes, y me dices que no hacía falta. Me besas y me abrazas. Para mí eso sobraba: me bastaba ver tu cara y tu sonrisa, tan ilusionadas. Pero ya has empezado, y ya no puedo resistirme a tu sabor. Te beso, te acaricio, te susurro al oído, despacito, y en mitad de mi sonrisa descubro la tuya. Me dices que quieres acostarte, y yo, esperando a que descubras lo que te dejé, no pongo ningún reparo. Al revés, estoy deseándolo. Apartas las ropas de la cama casi con la misma suavidad con que me acariciabas hacía un momento. Te metes en la cama, yo te beso, y te digo hasta luego, y tú acomodándote en la cama, metes la mano debajo de la almohada, y descubres algo. Te extrañas, pero yo no puedo evitar que se me escape una sonrisa. Ases la cosa desconocida, y la sacas de su escondrijo. Descubres que es un papel. Y mientras me miras con los ojos tan brillantes que iluminan a los míos me preguntas qué es y si es para ti. Te digo que claro, que para quién si no, y que si quieres saber lo que es, sólo tienes que abrirlo. Ríes, y desprendes más ilusión incluso que con la rosa, pero ni mucho menos me molesta eso. Abres el papel, con un par de dobleces, y lees en voz baja lo que hay escrito, pero rápidamente me pides que te lo lea. Yo, gustosamente, acepto tu petición, y casi sin mirar el papel, comienzo a hablar, tembloroso de pura pasión:

Por ser mi compañera en mi viaje,
Darme tu alegría, ganas de vivir,
Por tu vida conmigo querer compartir,
Siempre has hecho liviano nuestro equipaje.

Y si de un beso mío
Depende que te sientas mejor,
Si es tu medicina para el dolor,
No dudes que te besaré, pues no porfío.

Y si siendo durante este viaje su compañera
Asegurarte la felicidad este de aquí no puede,
La intentará alcanzar hasta que más no quede,
Pues de besos piensa llenarte entera.


Mientras termino la última línea te miro, y de repente, se te escapa una lagrimilla que se resbala por tu mejilla hasta llegar a tu boca, y mis labios, los tuyos, y la lágrima en medio, crean un beso por siempre recordado. No por dónde, ni por cuándo, sino por su sabor. Salado, pero dulcísimo.

Pero no, nuevamente he vuelto a soñarte. Sólo te pienso, te imagino, te idealizo.

Y sin embargo, yo te veo, yo te oigo, yo te toco, incluso yo te huelo.

O eso creo…

http://www.youtube.com/watch?v=-GrcvlD4QPQ&feature=related

"Sueño con los ojos abiertos,
puede que pienses que estoy loco
porque me creo lo que sueño.

Qué hay de malo en perseguir los sueños.
Qué hay de malo en soñar despierto.

Son los sueños realidad o sueños.
Es la realidad verdad o un sueño."

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